martes, 1 de diciembre de 2015

Léolo (1992)


Ninguna nominación al Oscar. 

La película nos muestra la vida de Léolo (Maxime Collin), desde sus primeros meses hasta que llega a la adolescencia y se vuelve un pajero total. El gran mérito de Jean-Claude Lauzon es mostrarnos de una manera curiosa como el pequeño Léolo descubre su sexualidad. Desde niño estuvo enamorado de una chica, mayor que él, llamada Bianca (Giuditta Del Vecchio). Ya de adolescente se pajeaba hasta quedarse ciego viendo revistas pornos a la vez que follaba carnes crudas, como corazones o hígados. También se puñeteaba espiando a Bianca cuando bañaba al abuelo de este y de vez en cuando era obligada a mostrar sus pequeñas tetas y a morderle sus uñas. 

A la vez, nos introduce a cada integrante de su familia. Nos muestra cómo sus padres estaban obsesionados con la mierda: creían que el cagar hacía sanos a las personas. Una reverenda basura. Fernand (Yves Montmarquette) es su hermano mayor, vemos como es esclavo de sus propios miedos, en especial de un tipo abusivo (Lorne Brass) que le rompió la nariz. Luego de esto hizo ejercicio y recobró la confianza al ver sus músculos, paso el tiempo y volvió a ver al mismo tipo, comprendió que nada había cambiado, que seguía teniéndole miedo, a pesar de ser mas fuerte, sus limitaciones estaban en su mente. También nos presentan a su abuelo, un tipo que casi mata a Léolo cuando era un niño pequeño, ahogándolo en una piscina inflable. Ya de adolescente quiso tomar venganza, fallando en el intento. 

La voz en off, hecha por Gilbert Sicotte, toma protagonismo en ciertas escenas y logra sumergirnos en un mundo de magia dentro de tanta miseria humana. Debo confesar que el comienzo fue demasiado pretencioso, pensaba que se iba a tratar de una película tipo la montaña sagrada o el topo, debido a la canción tan extraña que se oyó pero al pasar los minutos me di cuenta que no.

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