Uno de los episodios más brillantes de la popular serie británica, donde la sátira llega a niveles exponenciales criticando al impacto de la redes sociales, la falta de seriedad de los jóvenes en el sufragio y los turbios manejos de la política aunque se las de apolítica y revolución, sigue escondiendo la misma mierda.
¿Comunismo, fascismo, capitalismo, socialismo? Son solo tendencias con diferentes nombres que sumergieron a un determinado país en un pozo lleno de miseria y desigualdad, al resultar ser un éxito es copiado en distintas partes del mundo.
Este particular episodio nos sitúa en un futuro no muy distante donde un determinado personaje virtual es un candidato a un cargo político importante, llámese presidente o primer ministro según sea visto, engañando a la gente con una falsa revolución, tomando la anarquía y lo incorrecto como lema, pero sin ningún plan de gobierno estructurado y estrategias para combatir los problemas de la sociedad. ¿Que no es real, pero cuantos actores, músicos y demás personalidades han tenido un cargo de presidente, congresistas, senadores o ministros en toda la historia mundial? Demasiados creo yo. Lo peor de todo es que este pseudo personaje virtual va a resultar ser un títere de algo más grande, de millonarios dueños de industrias empresariales. En verdad un capítulo para la reflexión.
Para terminar, es necesario mencionar las impecables actuaciones del reparto: El ex Edmure Tully de Game of Thrones (Tobias Menzies) haciendo de político, fabuloso; Daniel Rigby (Jamie Salter) como protagonista y títere de gente poderosa; Chloe Pirrie (Gwendolyn) como la joven idealista y Christina Chong (Tamsin) como la asistenta sensual que todos quisieran tener.
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