Black Mirror cierra su primera temporada con broche de oro y es que este último capítulo es el más convincente, atrapante y más cercano a la realidad. Es necesario mencionar que la infidelidad y los celos son solo temas secundarios y que el tema principal de este episodio en particular es la crítica a la dependencia de la tecnología y todo lo negativo que puede conllevar.
Nos sitúan en un futuro alternativo donde la tecnología es tan desarrollada, que al nacer nos ponen un chip que monitorea todo tu vida, de esta manera podemos acceder al pasado más remoto y más cercano en segundos, viviéndolo de nuevo, mirando y escuchando. Lo bueno es que puedes usar esto para acceder a la justicia y tomar evidencias de violaciones, asaltos y demás crimines. Además que puedes eliminar de tu pasado toda escena incomoda o traumática con solo un click.
En cambio, las consecuencias negativas son tan largas que no puedes tener el tiempo necesario para enumerarlas todas. La obsesión por el pasado puede llevarte a solo vivir de él. El nivel de depresión emocional aumentaría increíblemente. Muchas escenas que solo deben quedar para ti, pueden ser vistas por los demás. Las estadísticas de asesinatos por celos e infidelidad aumentarían enormemente y los suicidios también. Sin duda la frase “Somos esclavos de nuestro pasado” sería una realidad inminente.
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