Ninguna nominación al Oscar.
Obra maestra de Jean-Luc Godard. Dicen que el buen cine es para un grupo selecto, los demás solo consumen bodrios sin argumento, maquillados por efectos especiales y clichés repetidos hasta el cansancio, ahora veo que es cierto. Es alarmante que esta película no goce de popularidad, a pesar The Dreamers recreó la escena de la corrida de los protagonistas en el museo de Louvre, tal cual.
Obra maestra de Jean-Luc Godard. Dicen que el buen cine es para un grupo selecto, los demás solo consumen bodrios sin argumento, maquillados por efectos especiales y clichés repetidos hasta el cansancio, ahora veo que es cierto. Es alarmante que esta película no goce de popularidad, a pesar The Dreamers recreó la escena de la corrida de los protagonistas en el museo de Louvre, tal cual.
La fotografía a blanco y negro destacaba las calles parisinas. La voz en off era poesía, un delicioso aperitivo que endulzaba el oído del espectador y le daba color a la película.
Tres jóvenes se conocen en una clase de inglés, como si hubiera una atracción magnética estos se hacen muy amigos, al mismo tiempo los dos muchachos se enamoran de la chica. Franz (Sami Frey) y Arthur (Claude Brasseur) demuestran sus verdaderas intenciones al planear robar el dinero que guardaba el tío de Odile (Anna Karina). El desenlace es trágico para Arthur, aquella escena de los disparos es genial. Mientras que Franz y Odile sin dinero huyen a lo desconocido.
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