Obra maestra de Gus Van Sant. Aunque es una película ícono del cine gay, es apta para cualquier persona y es que las escenas de sexo solo se limitaron a momentos congelados, como fotografías. Además, no se basa en la homosexualidad en sí, si no en la miseria humana, especialmente de los dos protagonistas: Mike (River Phoenix) es un homosexual que es narcoléptico -persona que le da ataques de sueño y se puede quedar dormida aun cuando ha estado de pie- y vive perturbado por los recuerdos de su madre; mientras que Scott (Keanu Reeves) es el hijo de un alcade y se revela ante él.
Ambos se prostituyen, no importa el sexo, con hombres o con mujeres, nada importa, lo único que importa es el dinero. Vemos que mientras Mike lo hace para sobrevivir; Scott lo hace por rebeldía, ya que era rico y el dinero era lo de menos. Todo cambía cuando Scott cumple veintiun años, la edad legal en los Estados Unidos para poder heredar. Scott abandona a su grupo de vagos, incluido a Mike, su mejor amigo. Aunque tengo la duda si en la escena final la persona que recoge a Mike de la carretera era Scott, no lo sé, creo que solo lo sabe Keanu Reeves y Gus Van Sant.
Dejando de lado el guión, que por cierto fue bárbaro, las actuaciones estuvieron igual de geniales. La fotografía estuvo notable, resaltando los paisajes de Idaho, Portland, Roma y otros lugares que viajaron los protagonistas. Me despido con esta cita de Mike: "I'm a connoisseur of roads. I've been tasting roads my whole life. This road will never end. It probably goes all around the world".
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