sábado, 14 de noviembre de 2015

Dial M for Murder (1954)


Ninguna nominación al Oscar.


Alfred Hitchcock para variar nos presenta un thriller espléndido, protagonizado por un triangulo amoroso compuesto por Tony (Ray Milland), Margot (Grace Kelly) y Mark Halliday (Robert Cummings). Mención honrosa a Chief Inspector Hubbard (John Williams) que nunca se comió las mentiras e investigó hasta el final, hasta encontrar la verdad. Qué increíble que solo una habitación bastó para rodar todas las escenas.

El guión es soberbio. Margot se siente confundida y le cuenta a Mark que su esposo, Tony, desde que dejó de jugar al tenis ha cambiado en todo sentido. Lo que ella no sabe es que Mark descubrió su infidelidad y lo único que le interesa es heredar su fortuna, para eso tendrá que asesinarla a través de un elaborado plan. Aunque ya sabemos como va a acabar la película desde el principio, el genio Hitchcock logra causar interés en todo momento gracias a una soberbia actuación de Ray Milland. El plan que ideó Tony fue genial, pero qué manera de chantajear, logra hacer que su ex profesor Swann (Anthony Dawson) decida hacer el trabajo sucio. Swann tenía que entrar a la casa y asesinar a Margot. Aquella escena en que Grace Kelly contesta el teléfono y es atacada por detrás es inolvidable. Cada pieza encajó perfectamente, como un rompecabezas, lástima que Margot, cual cosa del destino, encontró una tijera que usó para clavársela. A pesar que el plan falló, Tony logra idear una coartada casi perfecta, como dice el dicho: "Ningún crimen es perfecto" y al final se llega a saber la verdad. Notable la escena que Tony entra a su casa y ve a Margot, su amante y el inspector mirándolo, rápidamente se da cuenta de su final, no niega nada, no llora, no se enfada, no pierde los papeles, solo atina a beber alcohol y brindar junto a los demás.

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