Es una de las películas más polémicas de todos los tiempos, ya sea por su extremado nivel de violencia gráfica y por el repudio que sintió Quentin Tarantino al ver la película, fue tanta su disconformidad que pidió no salir en los créditos. Está basada en una historia creada por Tarantino e influenciada por el caso real de una pareja de asesinos seriales norteamericanos: Charles Starkweather y Caril Ann Fugate.
Al principio la película iba a tratar sobre el romance de una pareja de asesinos, contadas al estilo de Tarantino, con sangre y unas cuantas balas pero Oliver Stone decidió cambiar el enfoque y volver a reescribir el guion para regalarnos una sátira que denuncie a los medios televisivos y su relación con la violencia. No solo era una crítica sobre cómo la prensa endiosaban a los asesinos seriales, fomentando morbo para conseguir un rotundo éxito sobre la masa televidente; si no también retrataban cómo los programas televisivos y comerciales enfocaban el tema de las familias disfuncionales de una manera ligera, excusando que eso vende y da risa, sin darse cuenta que fomentaban el maltrato doméstico y el abuso.
¿Qué más les puedo decir? Es una de las películas más aputamadradas y ambiciosas que han sido filmadas en la historia del cine. En su tiempo criticaron a Requiem for a Dream por cómo retrataban de una manera tan cruda el consumo de las drogas y sus consecuencias, el tiempo le dio la razón a Darren Aronofsky y aquella película se ganó merecidamente la etiqueta de película de culto. Natural Born Killers desde ya, es inolvidable y hasta inmortal.
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