viernes, 12 de agosto de 2016

Shivers (1975)

Ninguna nominación al Oscar.

“Roger, tuve un sueño muy perturbador anoche. En este sueño me encontré haciendo el amor con un extraño. Sólo estoy teniendo problemas, ¿ves?, porque es viejo y moribundo y huele mal y me parece repulsivo. Pero entonces él me dice que todo es erótico, que todo es sexual. ¿Sabes a lo que me refiero? Me dice que incluso la carne vieja es erótica. Que la enfermedad es el amor de dos tipos de criaturas uno para el otro. Que incluso la muerte es un acto de erotismo. Que el hablar es sexual. Que la respiración es la sexual. Que incluso existiendo físicamente es sexual. Y yo le creo, y hacemos el amor muy bien”, pero qué tal frase de la amante del doctor (Lynn Lowry). Bueno, creo que aquellas palabras resumen toda la película.

¿Se imaginan que un científico loco cree un bicho que sea capaz de ingresar vía oral a las personas, convirtiéndolos en zombies llenos de deseo sexual? Sí, súper quemado. No hace falta decir que David Cronenberg es un genio del terror, que sus películas son tan diferentes a las demás del cine comercial e independiente, que su estilo es tan peculiar y único. Solo a ese genio se le ocurren todas esas locuras.

No es necesario mencionar que esta película no es recomendable para cualquiera, que muchos lo tildarían de desagradable, depravado y degenerado, de un conjunto gratuito de sangre, aliens y sexo, pero para el amante del buen cine su visionado es obligatorio por su originalidad y su contenido.

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