viernes, 9 de junio de 2017

No se lo digas a nadie (1998)

Ninguna nominacion al Oscar.

Hablar sobre un tema tan complejo como la homosexualidad no puede ser tratado de una manera tan genérica, no es lo mismo ser homosexual en una sociedad liberal que en una conservadora, en el siglo pasado o en la actualidad, en Uganda (donde actualmente son perseguidos y serlo es un crimen) o en Perú, siendo además pobre o siéndolo rico. 

El acierto de esta película en especial es que no se basa en la mera imaginación o especulaciones de una mente brillante en búsqueda de obtener riqueza a causa de un tema siempre polémico. El secreto de su convicción es que se basa en la novela homónima de Jaime Bayly, obra que funciona de alguna manera como una autobiografía en donde su protagonista es nada más y nada menos que su alter ego. En ningún momento se trata de impactar mediante la exageración ni tampoco maquillar el tema vendiéndonos un cuento de hadas.

La historia se centra en el despertar sexual del protagonista, en su despertar en la homosexualidad y su batalla de afrontar la verdad: negación al principio, confusión y una aceptación que para muchos no logra ser sincera y se camufla en el convencionalismo. ”En este país puedes ser coquero, ladrón, mujeriego, lo que te dé la gana, pero no te puedes dar el lujo de ser maricón”, aquella inolvidable frase describe perfectamente aquella sociedad limeña de aquellos tiempos y posiblemente hasta de ahora. Por cierto, como esa cita hay muchas que no pueden pasar desapercibida, ¿o no? “Me parece increíble estar así contigo… parecemos un par de cabrazos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario