lunes, 12 de junio de 2017

Ingrid Goes West (2017)

Matt Spicer magnifico en su debut. Consigue su objetivo a la perfección. No es de esos blockbusters caricaturescos que ya sabes lo que el director quiere darte a entender pero no logra causarte ninguna emoción; más bien, es de esas películas tan bien hechas que al verla uno no sabe dónde meter la cabeza por la vergüenza ajena. Es una perfecta representación de lo perjudicial que puede ser el abuso de la tecnología. 

Aunque en un comienzo parece una mera exageración, al pasar los minutos el espectador cae en la cuenta que todo lo que ve no está lejos de pasar: personas siguiendo y adorando a perfectos desconocidos que no tienen talento alguno, nada es lo que parece y la vida de estas “celebridades” no es ni por asomo llena de felicidad ni elegancia, el afán de ser reconocido y aceptado subiendo fotografías de todo lo que hacemos, de los lugares a donde vamos, sin pensar que a muchos de los demás le puede importar un carajo. 

La escena del suicidio transmitido en vivo es un punto y aparte, muchos casos similares llegaron a pasar en la vida real y los más conocidos son la del youtuber que se dejó morder por una serpiente solo por views y la otra fue una niña que había sido violada que transmitió su suicidio en Facebook, dándonos a entender que la realidad supera a la ficción y con creces. ¿Hasta dónde va a llegar la humanidad? Parece que la cadena evolutiva está en retroceso.

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