Ninguna nominación al Oscar.
La duración de la película no hace justicia, de ningún modo, exagerada. Las casi dos horas quedaron eternas, divididas en dos partes: la primera hora sumamente lenta y tediosa y la segunda con algo interesante que mostrar al público y con escenas bizarras y muy características del cine de Miike: cuando la actriz se mete el tenedor a la vagina y el asesinato, jodidamente demencial.
No cabe duda que luego de títulos como Visitor Q, Audition, Gozu e Ichi the Killer -obras maestras todas- el buen Takashi Miike se ha ganado el respeto y admiración del público, pero en este caso los ha estafado. Espero su reivindicación, un genio suele tener tropiezos y este es un de ellos. No hay nada más que acotar, cultos lectores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario