martes, 19 de julio de 2016

Kill Bill: Volume 1 (2003)

Ninguna nominación al Oscar.

Definitivamente Kill Bill: Volume 1 es de esas películas que puedes odiar o amar, pero nunca caer en un término medio. Quentin Tarantino quizá en su película más arriesgada creó algo inigualable, algo tan brillante como algo tan odioso, algo tan bello como tan repugnante, algo tan fino pero tan violento, un guión jodidamente pastrulo con diálogos tan malos pero inolvidables. A su vez la película es un conjunto de tributos a películas asiáticas (Lady Snowblood, Samurai Reincarnation, películas sobre Yakuza, kung fu y samuráis). En la parte final el personaje principal, protagonizado por Uma Thurman, se viste con el mismo traje amarillo de Bruce Lee y da rienda suelta a sus más bajos deseos de venganza.

Como dato curioso, el título tiene muchas interpretaciones: Kill Bill traducido al español significa Matar a Bill, que es de lo que trata la película -la venganza de la rubia contra todas las personas que la hicieron sufrir, en especial Bill, jefe y padre de su hijo-, pero Bill no solo puede ser entendido como el nombre de una persona, en inglés significa cuenta, así que el título puede ser tomado con doble sentido: saldar cuentas.

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