lunes, 27 de marzo de 2017

Colossal (2016)

A Nacho Vidalongo le ha pasado lo mismo que a Alejandro Amenábar, ambos directores españoles iniciaron una carrera fabulosa con películas que se convirtieron de culto y que por ende tienen su propio estilo: mientras que Amenábar deslumbró al mundo con Tesis y un año después con Abre los ojos, Nacho lo hizo con Cronocrímenes. Lo más curioso es que su reparto en su totalidad era de actores españoles, parece que eso duró muy poco y la fama terminó en arruinarlos. Ya en el nuevo milenio ambos entran a Hollywood y el estilo tan característico en ellos desaparece. Si bien es cierto The Others es una cinta menor de terror, en poco tiempo se convierte en un clásico y en algo imposible de olvidar, especialmente aquella frasesita: “I see dead people” y el final que sirvió de inspiración para otras películas. Por otro lado, Nacho también ingresa a la industria norteamericana y es con Open Windows que termina de fascinar a sus seguidores de siempre. Pero ambas películas son solo una ligera excepción, los demás films que conforman sus respectivas filmografías son mediocres y en muchos casos malos. Amenábar con su última película titulada Regression termina de desilusionar a sus seguidores, ni Ethan Hawke pudo salvarlo de un fracaso. Por otro lado, Nacho parece que decide cagarse en la cara de aquellas personas que le tenemos alguna estima y nos sorprende con una película tan vomitiva como Colossal, con un guion verdaderamente lamentable. Mencionar solo un aspecto positivo de esta pseudo película es casi imposible, ni si quiera la presencia de Anne Hathaway, nada. Nacho con esta mierda quedó reducido en su mínima expresión. Ni si quiera pudo hacer reír al público, siendo una película de Comedia, ni tampoco pudo deleitarnos con unos monstruos imponentes, porque eran cualquier cosa menos eso. Aquel rollo de Bullying y chantaje está jodidamente explotado y su estilo pastrulesco no pudo cambiar el mediocre resultado. Realmente pude esperar eso de un novato director pero no de alguien como Nacho, creo que desde ahora lo bajaré de aquel pedestal imaginario en el cual estaba. Lamentable.

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