Decepción es su máxima expresión. Luego de 7 largos años de espera para saber qué mierda pasó con el detective Mark Hoffman y el doctor Lawrence Gordon, nos regalan este bodrio que no tiene nada que ver con las 7 entregas anteriores, parece que fuera una película aparte, posiblemente por eso no decidieron titularla originalmente Saw VIII sino solo Jigsaw, aunque se debió llamar “Otro fanático más de Jigsaw” o algo por el estilo.
No es ni por asomo la sombra de las anteriores entregas de la saga más brutal que haya existido: no es ni tan sádico, ni tan enigmático, ni tiene aquellos giros de guiones jodidamente inesperados, ni las trampas más geniales e impactantes jamás imaginadas, ni si quiera la esencia de la búsqueda de la verdad y las ganas de vivir.
Es una película mediocre que de repente sirve para entretener, especialmente para gente de gustos no tan exigentes, aquellos que ven una película y les importa un carajo el nombre del director o quienes actúan. En cambio, para muchos como yo que decidimos verla con una cierta expectativa fue una estafa. Definitivamente con Saw 3D la saga murió. Lamentable.
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