domingo, 9 de julio de 2017

Empire Records (1995)

Ninguna nominacion al Oscar.

Dicen que el pasado siempre fue mejor y vaya que es cierto, ¡por la puta madre!, que regrese los noventas ya y nos salve de esta mierda generacional que involuciona a pasos agigantados. Empire Records lo es todo, no es tan solo una tienda de venta de discos, no es tan solo una película independiente orientada a adolescentes rebeldes y soñadores, no es tan solo un mundo demente y paradisiaco, Empire Records es un concepto, un conjunto de posibilidades, un cuento de hadas quizá pero con mucho rock, es como si el infierno y el paraíso se mezclaran, es algo indescriptible, es una experiencia de aquellas, inolvidable, una experiencia religiosa como diría Enrique Iglesias. ¿Quién no quisiera trabajar en un lugar donde se escuche música a toda hora, donde puedas bailar y cantar, hasta tocar, cuando te de la puta gana? ¿Quién no quisiera tener como compañeros a aquellos personajes tan singulares, tan originales, tan aputamadrados? ¿Quién no quisiera regresar el tiempo y conocer a Liv Tyler y a Renée Zellweger en sus mejores épocas? ¿Quién no quisiera escapar de su ridícula y monótona vida y experimentar los sucesos más inusuales? ¿Quién no quisiera estar un puto día, una puta hora, unos miserables minutos en ese magnífico lugar? Empire Records, marcaste mi vida. Gracias, Allan Moyle, cosas así no se ven todos los días.

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