Ninguna nominación al Oscar.
Con esta película el mundo conoció a Takashi Miike, luego dirigió otras obras maestras como Koroshiya 1, Visitor Q, Gozu y otras más, para demostrar que no fue un chispazo. Es imposible quedarse indiferente luego de ver algunas de sus obras, son un punto y aparte en la historia del cine. En este film en especial nos sumerge en un terror en estado puro que va creciendo exponencialmente cada vez que los minutos pasan para martarte con final confuso, brutal y enfermizo. Es cierto que los primeros minutos de la trama fueron un poco lentos pero de todas maneras tuvo un ritmo adecuado ya que no aburrió.
Shigeharu Aoyama (Ryō Ishibashi) , siete años después de la muerte de su esposa decide buscar otra, a pedido de su hijo. Cuando este le confiesa su idea a su amigo, Shigehiko Aoyama (Tetsu Sawaki), acuerdan realizar una audición. Al ver las hojas de vida de cada participante, él encuentra una en especial: Asami Yamazaki (Eihi Shiina). Rápidamente le llama la atención ya sea por su foto (es una chica guapa en su tipo) y tiene un floro llamativo, para él, a través de sus escritos infunde tragedia y desesperanza, cosa que el buen Shigeharu lo toma a bien y piensa que podrían ser compatibles. Luego de la audición estos empiezan a salir, hasta que él descubre que ella no es la persona que dice ser.
La concha su madre, qué enferma resulto ser Asami (Ellen Page en Hard Candy no le llega ni a los talones). Aparte de ser malvada es enferma. El gore se hace presente en los últimos veinte minutos, tiempo que fue traumatico tanto para el protagonista como para los espectadores. Sin duda, es una experiencia inolvidable.
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