8 nominaciones.
1 Oscar: Mejor actor de reparto (Christoph Waltz).
Tal como dijo Brad Pitt en la última escena: “Esto es una obra maestra” y no es por exagerar. Hacía mucho tiempo que una película no despertaba en mí tantas emociones y luego de su visionado no terminaba con las palmas enrojecidas de tanto aplaudir. No sé si catalogarla como la mejor película de Tarantino porque en verdad tiene una filmografía más que diga de admirar y títulos como Pulp Fiction, Reservoir Dogs o hasta Kill Bill podrían llevarse ese título, claro está según los gustos de cada cinéfilo que opine.
¿Quién carajos no soñó algún día con cambiar la historia de la humanidad? ¿A quién no se le ocurrió la loca idea de viajar al pasado y matar a Hitler? Amigos, cultos lectores, cinéfilos y seres humanos en general, en Inglourious Basterds nadie viaja al pasado pero la justicia sí llega a llevarse a cabo de una manera poética, sangrienta y maravillosa. Lo mejor de esta genialidad es ese divertido y original estilo del director en presentarnos a sus personajes y sumergirnos de a pocos en aquella descabellada historia.
En cuestión de detalles cinematográficos, es necesario empezar con el notable elenco que contó con actores de la talla de Brad Pitt, Michael Fassbender, Christoph Waltz (que ganó merecidamente el Oscar con aquella sublime y odiosa representación), Daniel Brühl, Diane Kruger y la inolvidable Shosanna (Mélanie Laurent). La fotografía, los efectos visuales y sonoros, el guion, los vestuarios, todo, todo estuvo a la altura, apoteósico, indescriptible e incomparable. ¡Gracias Tarantino por 146 minutos de gloria!
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