martes, 14 de junio de 2016

Teorema (1968)

Ninguna nominación al Oscar.

No me sorprende que en su estreno no gozó de aceptación no solo porque lo consideraban de morboso, inmoral, contra la religión y el capitalismo, sino porque simplemente no se deja entender fácilmente. Y bueno creo que es hora de presentar el análisis que ávidamente he realizado:

Pier Paolo Pasolini nos presenta una familia burguesa constituida por una pareja de esposos, un hijo, una hija y una sirvienta. Luego de la escena de la fábrica, la fotografía se torna a blanco y negro, es allí donde nos muestra la vida monótona e infeliz de cada uno de los personajes. La familia a pesar que lo tenía todo en cuestión monetaria y material, no tenía ningún vínculo de amor ni de unión. Cada uno de ellos vivía su vida: el esposo muy ocupado dirigiendo su propia fábrica, la esposa bella e inútil como si fuera un simple adorno de la casa, hijos solitarios y vacíos y la sirvienta ajena a la familia. Todo cambia y se refleja en el color de la fotografía (vuelve a ser de colores) cuando reciben una carta que decía: “Llego mañana”. 

Un misterioso sujeto (Terence Stamp) llega a la casa y con su atractivo físico y carisma logra tener una buena relación con cada uno de los personajes, haciendo que sus vidas tomen un rumbo distinto. Este sujeto es considerado para muchos como Dios personificado, para mi es simplemente un ente divino, como especie de ángel que viene a cambiarlos. Cuando este logra su cometido desaparece de sus vidas, tal como llegó. Los integrantes de la familia burguesa caen en un limbo de no saber qué hacer con su existencia. Vemos que solo la sirvienta logra captar el mensaje, esta regresa a su pueblo y empieza a hacer milagros, a vivir una vida de ayunas y penitencias, hasta logra levitar. Todo lo contrario sucede con los burgueses: mientras que el hijo descubre su homosexualidad e intenta escapar de esto a través del arte, la hija queda en un estado catatónico ya que por fin había descubierto la felicidad pero esta fue efímera, la esposa encuentra en el sexo casual una momentánea felicidad representada por el placer carnal y por último, el esposo abandona su empresa y la regala a sus obreros para huir al desierto como si fuera Jesús, quizá buscando una razón de vivir.

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